Resumen:
Durante mucho tiempo, Máximo Avilés Blonda (1931-1988) fue desde su cargo de Director General de Cultura de la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, el alma de la Feria Nacional del Libro. Cada año la celebración se convertía en una actividad que él realizaba Heno de entusiasmo, dedicándole todas sus energías para que resultase exitosa la fiesta de i a palabra impresa con que tradicionalmente conmemoramos el nacimiento de ese genio de ¡a lengua que fue Cervantes. Cuando se aproximaba la semana dedicada ai libro. Avilés, poseído de una vitalidad inusitada, se entregaba por completo a los trabajos
organizativos, buscando apoyo y coordinando voluntades, estableciendo líneas de acción y limando, con su buen juicio y su sentido de la justicia, las inevitables asperezas que surgen en el quehacer cultural del país, continuamente afectado por las precariedades y las inconsecuencias.