Resumen:
El discurso sobre la poesía y la literatura en América Latina ha sido hasta hoy, al parecer, deudor de las nociones propias del dualismo estético y estilístico tradicional, cuyos fundamentos —renovados o acomodados según las épocas históricas— repiten casi siempre, imperturbablemente, las ideas de la poética aristotélica. Los fundamentos de esta vía descansan en la concepción metafísica del signo, para la cual el lenguaje es un instrumento de comunicación o de expresión de la belleza. Instrumento éste que, a pesar de sus rasgos que no se cansan de hacer lo contrario, no puede —en razón de su imperfección, decirlo todo. Ese lenguaje (o a veces la lengua) concebido como un sistema
de signos es para muchos una trascendencia divina cuya virtud principal reside en el hecho de que pone al hombre en contacto directo con el mundo sobrenatural, es decir, con lo cósmico.