Resumen:
La realidad supera, irremisiblemente, a la ficción, como lo demuestra sobradamente, día a día, la sangre ajena derramada sobre la tierra, para la cual no hay castigo. Puesto que la vida es radicalmente arbitraria y, al mismo tiempo, radicalmente histórica, absurda y obediente solamente a los intereses de cada sujeto, esta obra no propone soluciones ni es una cosmética social, sino que muestra, como lo hizo en sus filmes Sam Peckinpak con respecto a la sociedad norteamericana, la violencia espantosa de lo que ocurre día a día en la sociedad dominicana. La violencia es lo que ha ocurrido desde los orígenes históricos
del universo hasta el presente. La cara amable de la vida es para la literatura frívola. Con esa adormidera viven los pobladores de este mundo. La escritura les invita a trasformar, desde la vida de cada cual, la cultura de guerra por la cultura de amor y paz. Esta obra es la simbolización de ese proceso que comienza en el seno del hogar y se expande en espiral, como tornado infinito, a todo el orbe.