Resumen:
Absorto en la contemplación de una bellísima niña que oraba cerca del altar del Santísimo, hallábame una mañana en el atrio de uno de nuestros viejos templos, e inesperadamente, sentí una nerviosa mano clavarse como una garra en uno de mis hombros; al volver la cara, un joven, apuesto y resuelto, exclamó:—Ramiro de Valois, y perdone...