Resumen:
Si no obedeciera al deseo de llenar pronto la necesidad que invocan mis discípulos, no consentiría en la publicación de este Tratado de Lógica. En primer lugar, porque ha salido
como fue dictado en aquellos años de continuos dictados de improviso, y no es tan metódico cuanto reclama la enseñanza. En segundo lugar, porque yo creo que toda exposición de materia didáctica debe hacerse de un modo escrupulosamente pedagógico, y este Tratado va a enseñar la Lógica como ella y toda otra ciencia ha sido enseñada hasta ahora, y no como debe enseñarse y yo aconsejo que se enseñe. Para el caso muy posible de que yo no tenga tiempo de dar a la exposición de la ciencia y el arte de pensar el carácter escrupulosamente pedagógico que se le debe dar, recomiendo a los que se encarguen de utilizar en el aula este Tratado: que, en primer lugar, distribuyan la enseñanza en por lo menos dos cursos que correspondan cada uno de ellos a cada una de
las dos partes del Tratado; que, en segundo lugar, se desentiendan del método casi continuamente deductivo que se ha seguido por rutina en él y atiendan al método que conviene a una exposición efectivamente pedagógica.