Abstract:
Señor don Nicolás María Rivero,
Madrid.
Mi muy querido y respetado amigo: No lo distraería esta carta si, como deseaba yo, hubiera podido a mi salida de Madrid, saludarlo cordialmente y exponerle el objeto de mi venida a esta ciudad; pero el llamamiento fue urgente, repentina la resolución, rápido el viaje, y no pude ni consultar ni saludar a usted. Hoy, lo saludo y lo consulto. Tengo demasiada confianza en la perspicacia política de usted, para ofenderla exponiéndole minuciosamente el origen, el desarrollo y el alcance de la empresa política sobre la cual voy a hablarle. Así, en vez de pormenores, vaya el pensamiento total, y juzgue y aconséjeme usted, yo se lo ruego. Los espíritus bien dirigidos, son siempre espíritus
jóvenes: por serlo usted, escribo con confianza y espero que preste atención al pensamiento que voy a comunicarle.