Resumen:
En el último cuarto de siglo, en la República, Trujillo lo llena todo. En ese tiempo realizó la transfiguración dominicana. Su obra ha sido tan portentosa, extraordinaria y diversa que no hay un solo sector de la actividad humana donde su mano plasmadora no haya renovado algo, iniciado algo, construido algo, reformándolo todo. Físicamente y moralmente; en el orden político y administrativo, social, religioso y educativo el país se ha transformado por completo. Trujillo ha desplazado montañas; ha alterado el curso de varios ríos. En lo que antes era mar, hoy levantan su armazón ciclópea enormes edificios. Ciudades enteras han surgido en lo que antes eran enmarañadas espesuras de montes vírgenes. No hay una sola población que no haya alterado su estructura al impulso arrollador de este mago del progreso que es Trujillo, ni un solo rincón donde hoy no haya una escuela, un templo, un
taller.