Resumen:
Durante el camino al aeropuerto pensaba en cómo sería aquel rostro del cual no tuve noticias durante tanto tiempo. Los rostros se van transformando con los años, con el sufrimiento, con los momentos de alegría, con las angustias y hasta con las enfermedades. Me asaltaba la curiosidad. Cuando uno deja de ver a un amigo lo peor es que éste siga viviendo en la memoria con los atributos de los años en los que el compañerismo era casi una forma de hermandad. El pasado sólo se transforma inteligiblemente cuando lo vemos transcurrir y modificarse cada día, cuando casi de modo imperceptible cambia de rostro ante nosotros. Entonces la línea de la vida nos permite ir abriendo los viejos espacios, concatenándolos para explicarnos el porqué de los cambios, la razón de que el rostro de ayer no tenga nada que ver con el de hoy. Luego de la separación las biografías toman su rumbo, y nos enteramos de que el viejo amigo es otro, una personalidad que en la
distancia se ha tornado diferente pero que no afecta nuestra manera de reproducirlo tal y como era, de quererlo, de apreciarlo, de reconstruirlo. Nos pueden llegar noticias confusas
de que el viejo comunista se ha convertido en un delincuente, o ha terminado siendo un predicador, o tal vez un travestido. Uña y carne recoge tres épocas en torno a las cuales los hechos de la dictadura aparecen como una «herencia» para gobiernos sucesivos,
personajes lacerados, envilecidos, atrapados por el pasado, e incapacitados! por su propia biografía. La dualidad es en el fondo una forma de moral que marca el universo y los personajes, algunos de ellos símiles de época. Con esta obra Veloz Maggiolo, cuyos cuentos y novelas circulan ya en Ios varios idiomas, nos sorprende. Es una novela «de personajes», la novela que describe el derrumbe moral de varias generaciones.