Resumen:
Me he permitido en esta humilde obra narrar algunos hechos y costumbres del Santo Domingo de ayer, de aquella época feliz de mi infancia y de mi primera juventud, que yo viví y que espero que habrá de renovar el recuerdo de mis contemporáneos, a la vez que sirva para dar a conocer a las nuevas generaciones lo que fue esta ciudad en el
primer cuarto de siglo. Sospecho, sin embargo, que debo haber incurrido en omisiones, unas veces porque no fui actor ni espectador de ocurrencias y sucesos y otras porque, a causa del tiempo transcurrido, haya olvidado algunos detalles. Mas, en uno y otro caso pido excusas y espero que mis coetáneos, las personas de mi época que aún viven, completen con sus recuerdos lo que yo haya olvidado y omitido.