Abstract:
En la primavera de este año, recién muerto Rubén Darío, el poeta Osvaldo Bazil, me regaló una fotografía hecha en Valídemosa. Luce en ella el hábito pardo de los hijos de San Bruno. La capucha vuelta. El tórax lacertoso, el cuello robusto, sostén de la cabeza
de fauno, en cuyos rasgos resaltan las “gotas de sangre de indio chorotega o nagrandano, y de negro” mezcladas a la española, a pesar de sus manos de marqués, blancas y finas.