Garras comunistas en la cuenca del Caribe

Abstract

Es tiempo ya de que cada uno de los hombres de América y del Mundo Libre sepan que el comunismo ruso nunca ha basado su teoría expansionista en la doctrina que propugna la comunidad de bienes y la igualdad jurídica, social y política del hombre en los imprescindibles y continuos desdoblamientos de su personalidad; que dentro de su propio inmenso territorio vegetan decenas de millones de personas — proscritas en su propia patria—, porque no han sido catequizadas, ya que de una población aproximada de 130,000,000 de hombres, es insignificante que las mismas publicaciones estadísticas soviéticas den al partido comunista la cantidad minoritaria de unos 5,000,000 millones de miembros; que el comunismo ruso no es más que una forma brutal de encadenar a los hombres como bestias en las tenebrosas redes de un estado tiránico, absorbente, que todo lo interpreta de un modo materialista: los sentimientos familiares, la espiritualidad, la religión, la cultura, la tradición, el arte, por ser su fatal misión deshumanizar a los individuos, despojándolos de su innata vocación para el voluntario ejercicio de la iniciativa creadora.