Resumen:
Hasta el 1945 la política tradicional de los Estados Unidos en el Lejano Oriente tuvo como fin por más de medio siglo la preservación de la integridad o independencia de la China. La causa primordial, aunque no la básica, de nuestra entrada en la Segunda Guerra Mundial, fué nuestra negativa de reconocer las conquistas japonesas en la China, como se declaró
definitivamente en el “ultimátum” Hull del 26 de noviembre del 1941. En Yalta en febrero del 1945 los Estados Unidos invirtieron su política. El Presidente Roosevelt acordó permitir a Rusia adquirir lo que llegó a ser en efecto una posición de poder permanente en China. Los
términos principales de este acuerdo incluían:
1. el “arrendamiento” de Puerto Arturo a Rusia como una base naval.
2. la “internacionalización” de Dairen con “derechos pre-eminentes” para la Unión Soviética en éste, el más grande de los puertos nordestales de China.