Abstract:
CUANDO alguien me leyó el brillante discurso pronunciado por el Presidente Trujillo en Azua, no obstante admirar toda la nobleza y desinterés y la profunda sagacidad política que tal documento revelaba, me callé; no aplaudí. Sabía ya entonces que la reelección del Presidente Trujillo sería inevitable: no porque sus amigos y partidarios la quisiéramos; no porque el conminador índice de las circunstancias lo demandara, sino porque el pueblo mismo, el pueblo que trabaja, que vive del sudor de su frente, que necesita y desea la paz, por la oportunidad que esta le brinda de ganar el pan con sosiego, lo exigiría, así como una necesidad imperativa y como la única solución a sus dificultades, anhelos y esperanzas.