Resumen:
Grande honor es para mí prologar la obra filológica que dejó iniciada el sabio investigador dominicano D. Emiliano Tejera Penson y ha terminado su hijo D. Emilio Tejera Bonetti. Fué Emiliano Tejera (1841-1923) uno de esos hombres de ciencia que se daban en la América española del siglo XIX y que de verdad pertenecían al siglo XVIII. En medio de los rápidos avances y la inmensa difusión de la falsa ciencia, improvisadora y ostentosa, ellos se mantenían en la devoción severa de la verdad. Para las gentes superficiales, eran hombres anticuados. No eran anticuados: eran antiguos. No adoptaban teorías nuevas ni técnicas de moda: les bastaba, para no equivocarse, la sana desconfianza ante las hipótesis todavía en discusión y ante los datos inseguros. Su criterio era sencillo: atenerse a los hechos indudables. Su método era claro: reunir todos los datos posibles.