Resumen:
Se necesita osadía para que, sin ninguna preparación, conocimientos ni aptitudes nos lancemos a escribir el prólogo de un libro de la trascendencia del presente. Si no fuera por mis puros afectos, por mis sentimientos de adhesión y, sobre todo, por la grandeza de la gratitud que me anima hacia Su Excelencia el Generalísimo Doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor y Padre de la Patria Nueva, que es quien ha dado motivos a este
libro y las vinculaciones que a él me ligan desde que le conocí en 1921, este atrevimiento mío no tendría ninguna justificación y merecería las críticas que no han de escasear. Pero, creo mucho en esos sentimientos que me animan para dudar que puedan darme la inspiración que necesito para escribir estas líneas. Este prólogo será, por tanto, una profesión de fé y una explosión de sentimientos que debo al esclarecido estadista que ha superado, con su inigualable actuación, todos mis sueños de dominicano y de soldado, en beneficio de mi Patria y de quien, personalmente, he recibido mucho, pero mucho
más de lo que se puede esperar de un amigo y superior. Lo prueba el hecho de haber sido ascendido a mayor General, graduación que nunca entró en mis cálculos obtener.