Resumen:
Jamás ha cruzado por nuestra mente la idea de sostener un error ni hemos sacrificado nunca la verdad á las preocupaciones ó á la pasión de partido. Hemos comprendido
que la primera condición de un escritor, digno de este nombre, debe ser la de formar un criterio acertado antes de dar á luz sus pensamientos. Sus ideas, sus juicios, sus
raciocinios deben tener un objeto principal, preferente; la verdad: y esta es siempre tan grave, tan sencilla, tan apreciable, como risible, complicado y repugnante es el error.