Resumen:
El hormigón o concreto simple, es decir, no armado, producto artificial de la unión del cemento, arena y piedra triturada, no es de reciente invención, pues ya, antes de Jesucristo, se usó en Palestina en la construcción del acueducto de Jerusalén. También lo
emplearon los egipcios hace más de cuatro mil años, los cartagineses y los romanos. La espléndida cúpula del Pantheón, en Roma, construida en los albores de la edad cristiana, es, sin disputa, el más grande y atrevido ejemplar de construcción de concreto que
hemos heredado de aquellos remotos tiempos.