Abstract:
Señores:
Alzarse en este sitio que acaba de tomar el nombre egregio de Eugenio María de Hostos, concreción de todas las virtudes ciudadanas, implica un deber de conciencia: el de hablar como él le hablara a las pasadas generaciones dominicanas, en el solemne lenguaje de
la justicia y la verdad. Ningún ámbito, pues, más propicio en este crucial instante, máxima prueba política a que ha sido sometida la República, para que el pueblo escuche, como entre las piedras de un santuario, nuestro Nuevo Evangelio.