Resumen:
Nuestra tierra tuvo el espiritual privilegio de oír la primera misa en América, dicha en una humilde capilla ante el sagrado madero de una Cruz. Los siglos han pasado y la luz que recibimos en 1492 mantiene viva su llama en el corazón de nuestro pueblo. Somos humildes hijos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y reconocemos que la firme sinceridad de nuestra fe y nuestra decidida vinculación a la cultura cristiana fueron milagrosas fuerzas de cohesión que nos hicieron salir triunfantes en etapas dolorosas de nuestra historia. La religión no es solamente consuelo, deber y esperanza para el hombre; también es estímulo, resistencia y ejemplo de sacrificio para las colectividades. Sin Dios, no hay nación que se enfrente al Tiempo y al Destino; sin religión perecerán los Estados que más se ufanen de su fuerza física.