Discurso en la inauguración del II Congreso Hispanoamericano de Historia

Abstract

Señores Congresistas: Aquí en La Española, la pequeña España de los Reyes Católicos y de Cristóbal Colón, las palabras de ritual estáis en vuestra casa sí que tienen toda su honda y sugestiva significación, porque ésta es la Casa Solariega de todo el Orbe americano. En ella empieza la luminosa historia del Nuevo Continente: “Llave, puerto y escala de todas las Indias”, la llamó Felipe II, que ya era la Cuna de América, Altar Mayor de América, Pórtico de América, tierra predilecta del Almirante en que se asientan los españoles y en que fundan la primera ciudad, y villas blasonadas cuando todavía no se alzaba ninguna en toda la extensión de las comarcas recién halladas. Aquí edifican, hidalgos de Andalucía y de Castilla, “con blasones de Mendozas, Manriques y Guzmanes”. Aquí se establece el primer Gobierno de las Indias. que desde 1509 a 1540 tiene categoría de Virreinato, y la célebre Real Audiencia, que ejerce su amplia jurisdicción sobre todo el Mundo Nuevo, al par que la Arquidiócesis, con su sede en la antigua Catedral de Santo Domingo, Primada de América, extiende sus cristianos dominios por los más dilatados territorios y a la vez que se fundan fortalezas, escuelas y hospicios: la primera Universidad, el primer hospital; los primeros conventos de dominicos, franciscanos y mercedarios.