Abstract:
EUGENIO María de Hostos vivió en lucha perpetua consigo mismo y con el medio que lo rodeaba. No hubo tregua ni momento de reposo para él. Su conciencia lúcida despertó prematuramente; desde, la hora en que se diera cuenta de las injusticias que reinaban en su patria y de los males dispersos por el mundo, se aprestó a combatir en las filas
de los hombres de bien. Su vocación heroica lo vincula con su tierra y con su gente; sin pensar en los riesgos o en la inutilidad de la tarea, él pasa lista entre los promotores de la Independencia de Puerto Rico. Desde sus mocedades contrajo ese compromiso consigo mismo, copio si un impulso vital lo ligara al destino de su pueblo. El adolescente abrió los
ojos en un medio político que creyó vejatorio y ofensivo; todas las fuerzas de su ser habrían de sublevarse. Muy temprano comienza su drama. Hostos, que era lo contrario de
un instintivo, se adhiere por reacciones primerizas a la causa de la libertad y de la dignidad humanas; él, que no fué un místico, empuñó la bandera de la Independencia de su país como un caballero cruzado.