Resumen:
ES TAREA difícil de por sí sola tratar de penetrar en el pensamiento de otro para expresarle con palabras si es que pretendemos traducir honradamente su contenido intencional, porque, pese a la riqueza de los miles vocablos con que cuenta la lengua, ellos no bastan para expresar con perfección nuestro pensamiento. Mucho menos podrán expresar el pensamiento de otro. Esto lo sabe cualquiera que haya tratado de traducir versos de una lengua a otra; y es que, en verdad, la dificultad no estriba tanto en hallar las palabras propias, sino más bien en captar el contenido vivo que ellas expresan. Esta dificultad sube de punto aún más en este caso mío, en que quiero dar a Uds. una visión de conjunto de uno de esos grandes espíritus —jalones luminosos en el atormentado camino de la humanidad— que aparecen de tiempo en tiempo, cuando una civilización ha caído en bancarrota, y el hombre, ya sin brújula cierta, necesita de un nuevo piloto que lo oriente.