Resumen:
Fué mi pensamiento, después de publicados en el diario La Nación de esta ciudad los artículos que intitulé “La génesis de la Convención dominico americana”, recogerlos
en un pequeño volumen. Cuando así lo tenía decidido, varias personas que habían honrado mis trabajos leyéndolos me instaron a hacer lo mismo. Esto, naturalmente, me alentó para llevar adelante mi decisión. Y aquí están. Al escribir este pequeño ensayo monográfico no he tenido otra mira sino la de contribuir al conocimiento y esclarecimiento de los sucesos que, iniciándose en el año de 1888, fueron encadenándose en el curso de los años para dar vida, primero, a aquel pacto entre la República Dominicana y los Estados Unidos y reforzarlo después, hasta culminar en la última Convención, la del 27 de diciembre de 1924. De operaciones anteriores a los empréstitos de 1888 no hago mérito porque, bien visto, no tuvieron realmente ninguna influencia directa en la formación del proceso que dio origen al establecimiento del control (*) de nuestra hacienda por los Estados Unidos, el cual comenzó con la Ley del 9 de agosto de 1897, se hizo efectivo por medio del Laudo Arbitral del 14 de julio de 1904 y el Modus Vivendi del 31 de marzo de 1905 y se consagró por tratados definitivos el 8 de febrero de 1907 y el 27 de diciembre de 1924.