Resumen:
El culto del recuerdo, la memoria agradecida de los bienes y mercedes recibidos, es una de las prendas de que más se enorgullece la República Dominicana, hasta constituir en ella una especie de honor, un destello vivo de su esencia y de su ser. Ni el raudo correr del tiempo, perpetuo enfriador de cálidos y altos sentimientos, ni los trágicos sesgos de la
historia, que tan a menudo ofrecen ocasión de mudanza y cambio de pareceres a los ánimos oportunistas y poco robustos, han podido jamás, ni podrán en lo venidero, apagar
o deslustrar en el alma dominicana, esa luz de hidalguía, ese blasón de pueblo caballeresco que es la gratitud. Suelo ricamente fértil para el reconocimiento y la
memoria amorosa, es en verdad nuestra Nación: cualquier semilla de bien que se deposite en el surco de su corazón, se retornará trocada en copiosas flores y cuajada en frutos sazonados y perfectos.