Resumen:
DESDE EL ORIGEN más remoto de la literatura dominicana el talento creador de la mujer ha iluminado el mundo literario de la Isla de Santo Domingo. Muy temprano, a finales del
siglo XVI, aparece la primera mujer de letras en estas tierras: Leonor de Ovando, de quien Marcelino Menéndez y Pelayo diría: «Santo Domingo tuvo la gloria de que en su suelo floreciese la primera poetisa de que hay noticia en la historia literaria de América» (Historia de la poesía Hispano-Americana. Madrid: Academia Española, 1911-1913).
Otros luminosos antecedentes de felices incursiones de la mujer dominicana en el quehacer literario son, en el siglo XIX, la poetisa Salomé Ureña de Henríquez (1850-1897), la cuentista Virginia Elena Ortea (1866-1903) y la novelista Amelia Francasci (1850-1941). Durante los siglos XVII y XVIII no encontramos nombres de autoras que merecieran ser destacados en una historia selectiva de la producción intelectual femenina en la República Dominicana.