Resumen:
Nuestro Rafael Damirón enriquece hoy con un nuevo libro de versos la lírica dominicana y tal acontecimiento, al bello decir de uno de nuestros Maestros de la prosa, “debe ser celebrado como el natalicio de un príncipe" La única razón de que yo, profano de manera absoluta en lo que a versos se refiere, escriba las palabras liminares de este nuevo don del Poeta a las Musas (digo don y no ofrenda) es el bondadoso pedido que el autor me hiciera en tal sentido y, además, el ansia, imperativa, de mi corazón, de dar suelta al cariño hondo que siento por Damirón desde mis años mozos. Y ninguna ocasión tan propicia como ésta, para rendir este tributo a nuestra vieja amistad. Efectivamente, desde hace treinta y cinco años, Damirón y yo somos camaradas de letras. Fuimos de los
miembros más entusiastas de aquel cenáculo rebelde que fundamos en 1910 los pinos nuevos de la literatura dominicana, la Sociedad “Los Nuevos” cuya finalidad iconoclasta era desterrar a los “fósiles" del palenque de las letras y proclamar el imperio
intelectual de la juventud. Aún no había escarchado sobre nuestros corazones y nuestras cabezas ...