Resumen:
El Primer Magistrado de la Nación, mediante su Decreto No. 396 de fecha 24 de agosto de 1988, dispuso el traslado de los restos mortales del gran humanista dominicano y de
América, Pedro Henríquez Ureña, al Panteón Nacional, junto a los de su madre, la excelsa poetisa y educadora Salomé Ureña de Henríquez. Para que los actos estuvieran revestidos de la mayor solemnidad, y nuestra comunidad pudiera rendir tributo póstumo a tan preclaras figuras, el Jefe de Estado dispuso, además la celebración de una semana conmemorativa en honor de estos dos dominicanos de trayectoria excepcional, entre el 16 y el 23 de octubre de 1988, y requirió de los órganos de la Administración Pública colaborar con la Comisión oficial designada al efecto, con el fin de dar la mayor lucidez a dicha jornada.