Abstract:
Decía un médico sabio, con afirmación hiperbólica, que la historia de un hombre debe partir de su primer latido de vida oculta en el claustro materno. En Pedro Henríquez Ureña los rasgos del carácter, la vocación intelectual y la curiosidad incansable de conocer, se hacen evidentes desde sus tiernos años. Su natural inclinación a la universalidad del saber, apunta francamente desde su infancia: interés por las ciencias, por la expresión escrita, por la poesía que pronto intenta ensayar, por los valores patrios...