Resumen:
Con la publicación del primer volumen de Viejas Memorias pretendió él autor rendirle homenaje al venerado tío y maestro Don Federico Henríquez y Carvajal, presidente
que fue de la Academia de la Historia de Santo Domingo. Vendidos o regalados, circularon pocos ejemplares de aquella edición y se agregan hoy capítulos a la segunda serie.
Alentaba el maestro, centenario, y le era grato, que mantuvieran vivos en la mente de los estudiantes nombres de proceres que se han venido olvidando. Con amor recordaba y describía él a Juan Ciríaco Fafa: “recio de contextura, aindiado, ecuánime, y tan manso y bondadoso en la paz como valiente en la guerra”. Creía que sin su oportuna llegada a Santomé, esfuerzos y sacrificios mayores hubiesen tenido que realizar José María Cabral y Eusebio Fuello para ganar la batalla famosa. El oyente pensaba: —Señor. . . este viejo no deja de ser maestro ni en él pretil del sepulcro.