Abstract:
Conocí a Raúl Comme Fernández en el año 1919. Había llegado a San Pedro de Macorís
atraído por la prosperidad económica que se enseñoreaba en la región del este. Aquella región era “El Dorado”, y caravana tras caravana se sucedían, cargadas de ilusiones, bajo un áureo resplandor de sueños. Tenían razón. La rueda de la Fortuna giraba vertiginosamente. No era difícil acertar. San Pedro de Macorís era una Ciudad bulliciosa. El oro fluía allí de los campos de cañas. El azúcar tenía mucho del precioso metal.