Resumen:
Confinando con la parte norte de la ciudad Capital, Santo Domingo de Guzmán, la tierra es fértil, alta, llana y bien ¡regada por el ancho caudal que le traen el Isabela y el Ozama. La brisa leve y fresca, que baja de los cerros del norte, mantiene en perfecta salubridad
esas tierras elevadas que, a diez minutos del parque Colón, aguardan la Imano enamorada que las haga producir. Ese es el escenario de las Villas Agrícolas; he ahí el futuro granero de la ciudad, listo ya para desgranarse en ricos frutos y vaciarse sobre la vieja Primada de
América.