Resumen:
La ocupación del territorio dominicano por fuerzas del ejército de los EE.UU. constituye, no solo un atropello al Derecho de Gentes, sino la más absoluta negación del sincero espíritu de aproximación internacional con que ha venido en constantes manifestaciones oficiales, desvaneciendo el Gobierno de los EE.UU. el recelo de las repúblicas latinas de América contra la tendencia imperialista caracterizada por la "zona de influencia". Tan insólito atentado contra un pueblo inerme que, en un doloroso momento de su política interna ha dado las más inequívocas muestras de circunspección, de cordura, de discreta altivez; que no ha quebrantado precepto alguno que lo ponga fuera de la comunidad internacional;
que se ha visto conminado, sin la previa declaración de guerra por el Congreso de los EE. UU. i con desconocimiento i violación de las reglas universalmente aceptadas en Derecho Público Exterior, con la injustificable amenaza de un bombardeo; esa actitud asumida
por el Ministro Russell i el Contra-Almirante Caperton, precisamente en los instantes en que la cancillería norteamericana invoca frente a la cancillería Alemana la aplicación del Derecho de Gentes es no sólo un agravio para el pueblo dominicano sino para las repúblicas latinas, para el mundo civilizado entero, para el honor del pueblo norte-americano, i mui especialmente para la institución creada con el objeto de patrocinar el derecho i el ejercicio pacífico de la vida internacional en Hispano-América por la Argentina, el Brasil i Chile.
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