Resumen:
En septiembre de 1870 hacía nueve meses O que yo había venido espontáneamente a Nueva York, con objeto de tomar parte activa en una expedición armada que alucinado con falaces esperanzas o engañado con falsedades voluntarias, me había desde aquí inducido a creer que saldría en octubre o noviembre de 1869. Cansado de esperar, seguro de la inutilidad de hacerlo, abandonado por los mismos que falazmente me habían atraído y que regresaban a la patria para ser felices o se sumergían en los bosques de otros países
para seguir beneficiando desde cerca su papel de víctimas, determiné ir a Cuba en la expedición revolucionaria que por aquellos días debía salir en el vapor americano Upton.
No muy seguro del derecho que intentaba ejercer por devoción a Cuba, cuando, previendo la posibilidad de la revolución en Puerto Rico, yo mismo me había opuesto a que otros puertorriqueños fueran a pelear a la isla hermana, rogué a mis compatriotas inmediatos
que deliberaran sobre la conveniencia o inconveniencia de mi ida a Cuba.