Resumen:
Los grandes discursos de Trujillo, como los de todos los hombres de acción, son los que emanan de su propia vida. Sus ideas capitales, sus pensamientos más íntimos, brotan no de la pluma, sino del hecho concreto y de la expresión objetiva (*). Mejor que en las proclamas y en los manifiestos dirigidos a sus conciudadanos en las grandes fechas patrióticas y en los días de conmemoraciones solemnes, su ideario político puede
captarse con toda propiedad en la trayectoria de su carrera pública. Nada hay más diáfano que el pensamiento de este gran estadista que se ofrece sin ninguna clase de reservas al juicio de la historia. Para saber qué piensa Trujillo acerca de cada uno de los problemas nacionales, no es necesario consultar los voluminosos tomos en que han sido recogidas las oraciones que ha pronunciado desde la tribuna pública, sino que basta observar las obras que ha emprendido como supremo rector del pueblo dominicano.