Resumen:
Las crónicas de todos los tiempos y de todos los pueblos enseñan á cada paso, que es propio de la naturaleza humana jamás considerar realizadas por completo las satisfacciones de la vida. Espoleado constante y perpetuamente el hombre por el acicate de las nunca bien satisfechas ambiciones, de las aspiraciones que se renuevan, de los ideales que se multiplican, es para él la felicidad, espejismo que brilla un instante en el campo de la vida, ó seductor fantasma que sin tregua se persigue en vano. Apenas ha llevado á sus labios la áurea copa que guarda el néctar de un deseo cumplido, cuando en su fondo encuentra el dejo amargo de nuevos i y aún más punzantes afanes. Y esta fatalidad á que parece condenado, desde la cuna al sepulcro, desde la infancia hasta la ancianidad, no se muestra menos tiránica bajo el techo rústico de la cabaña, que bajo el
artesonado de los palacios.