Resumen:
Todo libro debe suscitar precaución o desconfianza en quien lo lee. Los libros políticos no están exceptuados de esta obligación indispensable. Leer, en el trascendental sentido de la palabra, es una tarea ardua y esforzada; un deseo de comprender, opinar, una actitud activa de nuestro espíritu bacía el libro. Y no hay ningún deseo más utópico y generoso que él deseo de comprender íntegramente a los demás; un diálogo es una aventura que no siempre implica un saldo positivo. Para emprenderla con posibilidad de éxito, es imprescindible poseer determinados conocimientos y experiencias. Hace doce años no hubieran sido muchos los lectores argentinos capaces (Le comprender la tesis de Galíndez. Para una gran mayoría, este libro, hubiera resultado incomprensible, inusitado. Desconfianza, si no sorpresa, habrían provocado cada una de las aseveraciones de Galíndez. Es que para alguien extraño a la tumultuosa vida latinoamericana no resulta
fácil comprender por muy buena voluntad que evidencie, la existencia de un régimen como el de Trujillo. Hoy los argentinos sabemos con certeza que esa realidad es posible; poseemos la experiencia y los conocimientos
necesarios para comprender "La Era de Trujillo".