Resumen:
A Vos que lleváis en el cerebro todas las visiones de grandezas y riquezas de la Patria Nueva forjada al y un que de vuestra voluntad providencial. A Vos que luego de haber consolidado sobre basamentos de granito la Paz Jurídica de la Nación, y vais por todas partes, cual otro Alejandro Humboldt, estudiando desde las cumbres inaccesibles y los
valles profundos, las cuencas de los ríos, creyendo — como yo— que son ellos otros tantos “Pactólos”, no tan solo por las arenas de oro que arrastran en su corriente, sino por la inmensa obra de misericordia que ellos han de realizar en el afán vuestro de emular al Cristo con el milagro de la multiplicación de los panes en el Desierto, dedico este sencillo
opúsculo, como si se tratara de una de esas flores que los “Cactos” de A zúa y de Monte Cristi ofrecen como un rojo corazón a la caricia de los sedientos ruiseñores!