Resumen:
No cabe duda de que, en ciertos círculos, generalmente se tiene un concepto equivocado acerca de la diplomacia, la cual es considerada por muchos como el ejercicio de una frívola, inocua e insustancial actividad; así como de que, al propio tiempo, se suele creer que la única misión del diplomático consiste en cumplir a cabalidad las normas preestablecidas por un rígido formulismo y que su vida y su actuación, especialmente en los casos en que no se le plantean problemas de gran trascendencia, de alta política internacional surgidos entre el estado cuya representación ostenta y el en que está
acreditado, discurre y se desenvuelve en un amable y agradable ambiente de superficial simpatía, de invitaciones y actos sociales.