Resumen:
En el maravilloso Quitandinha\, alzado entre flores y montañas junto a Petrópolis, agreste reflejo del fascinante Río Janeiro, conviví durante las semanas de la Conferencia de 1917 con dos de los más íntimos amigos dominicanos de Rubén Darío: Tulio Manuel Cestero y Ricardo Pérez Alfonseen. De ambos, como antes en la intimidad de Fábio Fiallo y de Osvaldo Bazil, me parecía recibir la etérea irradiación del gran poeta. Así Darío, envuelto en su manto de semidiós, iba acercándose a nosotros, a nuestra Isla, iluminándola con su luz astral gracias a aquellos dominicanos poetas y bohemios, que tan férvidamente nos aproximaron a la gloria del aeda.
Descripción:
Incluye índice.
Incluye notas al pie de las páginas.
Incluye datos biográficos del autor en la solapa de la cubierta. Recoge esta obra las páginas y cartas de Darío, algunas desconocidas, inspiradas por sus amigos dominicanos, así como los escritos de éstos consagrados al poeta.
Perteneció a la biblioteca personal de Martínez Boog.