Resumen:
El progreso jurídico del país no podía serle indiferente a quien ha fortalecido y enaltecido la rama judicial del Gobierno, exaltando el concepto de la justicia, considerada como regla de vida en el sentido ético; ni a quien ha puesto de relieve la idea fundamental de la independencia de nuestros tribunales, proclamando los principios superiores que deben dominar el pensamiento de los jueces en el ejercicio de su noble investidura; ni tampoco a quien, celoso de la dignidad de la Patria y del prestigio de su propia obra, extirpó la corrupción política, y supo afrontar con serenidad y firmeza y conjurar con decisiones heroicas, los complejos problemas creados al amparo de las dificultades financieras prevalecientes en los comienzos de su Gobierno.