Resumen:
El hecho de que sea yo quien escriba estas dos palabras, no entraña un homenaje a la superioridad, ni mucho menos una avocación: responde, puramente a una deferencia del compañerismo y la amistad. Manuel Antonio Patín y yo tenemos la afición de una misma disciplina y estamos ligados por los vínculos de un espontáneo afecto: es cuanto hay.
¿A quién iba él a procurar, pues, sino a mí, para que hiciera la presentación del primer hijo respetable de su intelecto? Así es que no busquéis en esta pobre parrafada mía, el pábulo de la doctrina, porque yo no soy apto para difundirlo, ni tampoco me lo permitiría la requerida cortedad de este prefacio; pero nunca me es posible sustraerme a la idea de
edificar de algún modo: y mi sola presencia entre estas páginas realiza tal anhelo: ¡somos dos del propio oficio, que vivimos en la más perfecta armonía.