Mi humilde óbolo : para la celebración del primer centenario del natalicio del arzobispo Meriño

Abstract

Deseando rendir un homenaje al gran dominicano que se llamó Fernando Arturo de Meriño, con motivo de la celebración del primer centenario de su nacimiento, se me ha ocurrido publicar los dos capítulos que debieran completar mi Fisonomía de tan egregio compatriota, o sea, sus pensamientos y sus genialidades. Ningún momento tan oportuno como éste para decir algo más en honor del notable ciudadano que fué sol en la cátedra sagrada, en la tribuna parlamentaria y en las aulas del Seminario Conciliar de Santo Tomás de Aquino y del Instituto Profesional; montaña, muy empinada, en la Primera Magistratura del Estado y en el Gobierno de la Arquidiócesis; columna de granito por su carácter entero y viril; torre invencible por su ardiente patriotismo; y anacoreta por su desprendimiento, cuyas entrañas eran de padre para los pobres, los tristes y los niños y cuya honradez fué siempre insospechable.