Resumen:
Estamos Hechos a la idea y al deber de consagrar como héroes nacionales, y reverenciarlos como tales, a los dominicanos que lucharon o dieron sus vidas para librarnos de una dominación extranjera. Pero no lo estamos cabalmente a la idea y al
deber de reconocer como héroes en el mismo rango, y rendirles el consiguiente culto, a quienes nos libraron de tiranías internas. En la formación de nuestro concepto de lo que es un libertador exigimos la presencia del poder extraño que se combate, como elemento definitorio. Marcamos una frontera entre la valoración de nuestras luchas con el exterior y la de nuestros dramas intestinos, por no detenernos gran cosa a distinguir en estos últimos
las grandezas de las miserias, o por querer ver miseria donde hay grandeza.