Resumen:
Un pueblo como entidad consciente de un destino de patria, no se improvisa. Tampoco su vivir democrático. Uno y otro son obra del tiempo en un esfuerzo de superación constante. Y se realiza mediante la concurrencia de factores que le son propicios. Estos son de tipo económico, cultural y político. De entre estos últimos cobra excepcional importancia para la estructuración de una democracia él régimen político. Pero no el que se adapta formal y
aparentemente a determinados postulados de la democracia, sino más bien el que de las honduras físicas y espirituales de su propio pueblo; de su pasado histórico y de su realidad en vigencia, desentraña las más verdaderas aspiraciones de la nación por un destino mejor. En términos generales este destino es enriquecimiento económico, cultural y cívico. Un gobierna es democrático en la medida como ajusta los procedimientos de su administración hacia la consecución de esos altos objetivos. Porque la democracia, no es una entelequia ni una abstracción.