Resumen:
Desde los tiempos ya distantes de nuestra infancia, hasta los actuales, que se nos echan encima cada vez más canos, fríos y aniquiladores, de cuando en cuando los llega al oído, de modo abreviado, tajante y doloroso, el siguiente invariable comentario: “El licorista español Alcalá tuvo un hijo poeta, que se suicidó”. Sin embargo: no todos hacían memoria de aquella prometedora vida, malograda al salvar los umbrales de la juventud, pues el Dr. Maximiliano Henríquez Ureña omite a nuestro bardo en su Panorama Histórico de la Literatura Dominicana; y otro laborioso compatriota, Emilio Rodríguez Demorizi. quien com o todos saben se ha señalado en el estudio de la historia, tanto externa com o interna, de nuestro, nos dijo hará ya un lustro que él había visto el nombre de Alcalá en una que otra de nuestras publicaciones periódicas de fines del siglo próximo pasado; pero que pensó era el de algún autor extranjero. De aquí que nos hayamos dado a la generosa tarea de
reavivar el recuerdo de uno que por su amor a la Poesía, y por su culto del Civismo, merece ser conocido por las nuevas generaciones.
Descripción:
Trabajo publicado en la revista Clío, órgano de la Academia Dominicana de la Historia, número 96.
Colección Patrimonio Dominicano.