Resumen:
José Martí no conoció los claros cielos ni los azules lagos de Nicaragua. Mas como su corazón era de toda nuestra América, amó a Nicaragua, escribió acerca de sus problemas políticos y de su magno proyecto de Canal interoceánico; fué amigo de algunos de sus hijos ilustres; reconoció en Darío el genio poético, le llamó hijo e influyó en él de modo poderoso, y nutrió con nuevas savias el espíritu de Santiago Argüello. El sugestivo estudio de las relaciones entre Martí y los lares del Cacique Nicarao, pues, alcanzaría las nobles proporciones de un libro —algún día lo veremos surgir de la despierta inteligencia de algún nicaragüense— y es por ello que ahora, sin derechos ni tiempo para más, y sólo acuciado por el amor a Nicaragua y a Martí, formulo estos rápidos apuntes, esquemáticos, desnudos de toda gala, que quizás puedan servir de primera humilde piedra dominicana al libro que ya comenzará a ser esperado por todos: Martí y la Patria de Darío.