Resumen:
En la época del desasosiego y la prisa, en la modernidad, a la filosofía se la quiere medir por sus efectos inmediatos, se la quiere confrontar con el rasero de lo ordinario, y como
sus frutos no aparecen con la misma rapidez y contundencia que los efectos del operar técnico, donde rige el puro cálculo de consecuencias inmediatas, entonces se la percibe
como un modo de saber deficiente, ineficaz, inútil. Es imprescindible desarrollar un pensamiento reflexivo, al lado y por encima del pensamiento técnico, calculador, y es necesario educar para fomentar en nuestra sociedad un pensamiento crítico, ético y abierto a nuevas posibilidades de liberar al ser humano. De nuestra auténtica reflexión depende que las agudas contradicciones que amenazan a la humanidad en estos tiempos peligrosos puedan encontrar sosiego al sugerir nuevos modos de pertenencia, de identidad de lo antagónico. La palabra de los auténticos pensadores y poetas debe dejarse sentir ahora más que nunca. Apuntes sobre la necesidad de la filosofía para nuestra época, preámbulo, página 41.