Resumen:
La poderosa tizona del Cid, la que se levantara como signo amenazante hacia musulmanes adalides, acababa de lograr para los reinos de Castilla y Aragón, la más preciada flor de los vergeles de Iberia, la dulce y soñadora Granada, paraíso de amorosas leyendas y bizarras aventuras. Y aquel noble caballero de las historia, el que parecía un iluso, vagando en pos de una quimera, el futuro Almirante de las Indias, lanzaba su proyecto como una saeta que se clavara en la ciencia petulante de la orgullosa Salamanca; mas, la fé, que ya debilitaba las alas de la inmortalidad, renacía con la
sublime belleza de un nuevo sol de entusiasmo en el alma del cologo, para que siguiera, como arrastrado por visión profética, hasta las playas ignotas donde creyera encontrar el codiciado nido de las especias: La India de los hondos misterios y los aromas enervantes. Empero, descorrido el velo, un edén se presentaba a las pupilas anhelantes: la Virgen América, que con la salvaje apoteosis de sus encantos se desperezaba con libre voluptuosidad ante la gloria de un cielo siempre azul y el esplendor de un sol inagotable...