Resumen:
La duda cartesiana produjo una verdadera revolución en la mente humana socavando la estabilidad de los principios filosóficos, morales y dogmáticos. El hombre de aquel entonces, si bien no podía de un golpe cortar con la filosofía y la teología tradicional, engañado por la autoridad de algunos filósofos, que con sus enseñanzas favorecían la libertad de las pasiones humanas, se convirtió en indiferente hacia las enseñanzas y creencias, tradicionales. Del indiferentismo surgió el liberalismo religioso-económico, que alejaba al hombre gradualmente, pero en una forma constante, de los ‘principios morales y religiosos en su vida privada, social y económica, hasta llegar al individualismo más crudo. El utilitarismo individual endureció el corazón humano cerrando todas las puertas de acceso a la caridad, al amor, a la justicia. Llegando a este punto, se encontró en una lucha constante con Dios y sus leyes. Desorientado por la duda cayó en el empirismo
religioso, quedándose todavía con algún rastro del sentimiento religioso. El positivismo sociológico de Augusto Conte y el evolucionismo biológico de Spancer, Haeckel y Darwin, han liquidado toda la espiritualidad y religiosidad en el hombre, negando la racionalidad y libertad del individuo humano, tratándolo como un animal gregario, regido por las leyes de la biología social, positivista, evolucionista y del juridismo materialista como si obedeciera a la física y mecánica social. El materialismo puro, es la consecuencia lógica de estas enseñanzas.