Resumen:
He vuelto a San Juan a encontrarme con mis viejos y leales amigos de esta región, como en aquel día lejano en que las muchedumbres del Sur se congregaron bajo el sol de Santomé para ofrecerme su apoyo y su amistad. San Juan, todo este hermoso valle sobre el cual la Providencia derramó su gracia, fue siempre escenario insigne de acontecimientos que han conquistado la perennidad de la historia. De aquí partió el bravo cacique Caonabo, defensor de la independencia de la patria isleña, para destruir el fuerte de la Navidad, primera cabeza de puente de la Conquista del Nuevo Mundo. Estas llanuras contemplaron las sonrisas y las lágrimas de aquella reina soñadora y mártir que
inmortalizó la crueldad de Ovando. De aquí partió Enriquillo, hostigado por la opresión de la maldad del emisario tiránico, a enarbolar en Bahoruco el estandarte de la redención de su raza.